FAMILIA Y NACIMIENTO LOS EVANGELIOS QUE NARRAN LA INFANCIA DE JESÚS
El catecismo de la Iglesia católica en el número 530 nos hace ver éste acontecimiento de esta manera:
ANUNCIO DEL NACIMIENTO DE JUAN BAUTISTAY DE JESÚS
EL NACIMIENTO DE JUAN BAUTISTA Y DE JESÚS
LOS RELATOS DE LA INFANCIA DAN A CONOCER QUIÉN ES JESÚS
A los ocho días de nacer, Jesús fue circuncidado como todo niño judío, tal como mandaba la ley de Moisés. La circuncisión tenía (y tiene para los Judíos) un sentido parecido al del bautismo para los cristianos. Con la circuncisión, los niños entraban oficialmente a formar parte del pueblo de Israel y se les imponía el nombre. ( Lc 2, 21)
La Circuncisión de Jesús, al octavo día de su nacimiento (cf. Lc 2, 21) es señal de su inserción en la descendencia de Abraham, en el pueblo de la Alianza, de su sometimiento a la Ley (cf. Ga 4, 4) y de su consagración al culto de Israel en el que participará durante toda su vida. Este signo prefigura "la circuncisión en Cristo" que es el Bautismo (Col 2, 11 -13).
Si nos atenemos, pues, al evangelio, debemos concluir que Jesús no se movió de Nazaret durante todos esos años. “Allí vivió”, dice Lucas. Y allí, en su círculo familiar (“obedeciendo a sus padres en todo”), experimentó su madurez humana, intelectual y psicológica, de la misma manera que lo hacían los demás niños judíos de su tiempo
Durante su adolescencia en Nazaret fue a rezar, ya que todo niño israelita, a partir de los 13 años, adquiría el hábito de orar tres veces por día: a la mañana, al mediodía y a la noche. Para ello se le enseñaba a cubrirse la cabeza y los hombros con un manto especial, llamado “talit”, el cual tenía colgados en sus cuatro esquinas unos flecos llamados “zitzit”. Estos flecos representaban todas leyes divinas, que ellos observaban de corazón por las “cuatro esquinas” de su vida. Eran en total 32 (8 flecos en cada esquina), porque el número 32 simboliza la palabra “corazón” en hebreo
Desde su infancia, y acompañado por sus padres, el niño Jesús concurría los sábados a la sinagoga de Nazaret. Como cualquier otro niño, se habrá sentido aburrido y distraído ante las interminables oraciones de la asamblea, que duraban casi toda la mañana, y que le resultarían difíciles de seguir porque eran en hebreo, lengua que él no entendía ya que hablaba el arameo. Pero con el paso de los años fue aprendiendo las plegarias y los ritos, hasta que se le volvieron familiares.
Figura profética de Juan
Figura profética de Juan
El rol del precursor en los inicios del Ev. Marcos